jueves, 8 de diciembre de 2011

Revistas de mujeres... ¿para mujeres?

¡Buenas tardes a todos!

A pesar de que tenía varias entradas preparadas, voy a dar prioridad a un artículo que acabo de leer, es del blog de Domingo Sanchez y se titula como mi entrada: Revistas de mujeres... ¿¿para mujeres???. Si os interesa y querés seguir leyendo más, también escribe otro blog en la revista Sport Life.

Sin más, aquí os lo dejo:




Ahora con la publicación del libro “Mujer en forma” presto mas atención a este tipo de revistas orientadas a la mujer y la verdad es que solo de verlas ya adivinas porqué el colectivo femenino se ha quedado tan atrás en el campo del ejercicio físico.

Estos días (pero se puede hacer extensible a cualquier mes) puedes ver en algunas revistas orientadas al público femenino la cantidad de titulares y contenidos no solo absurdos, sino incluso contraproducentes para su público objetivo, en este caso la mujer. Con tal de dar grandes titulares, llamar la atención y causar expectación, prefieren un titular que venda a un contenido riguroso y verdadero. Cuando veo estas cosas, por una parte me da verguenza que haya personas capaz de escribir todo esto, de ser capaz de confundir tanto a la gente, de estar tan poco formadas, no se si es falta de formación (seguro que si) o de no querer contar la verdadero porque eso no vende (seguro que también), pero por otra parte me alego, si, me alegro porque gracias a revistas como estas me aseguro que continuaré teniendo trabajo escribiendo libros, artículos o impartiendo formaciones para contar algo que vende menos pero que sin duda nadie podrá rebatir.

Parece ser que es noticia de preocupación nacional la delgadez excesiva de la princesa Letizia, y esto la verdad me importa más bien poco, lo que me asusta es que afirmen que está sí por una obsesión por hacer dos horas al día de ejercicio. Ahora resulta que moverse y ser activo durante dos horas al día es un comportamiento obsesivo y alarmante, el mensaje es; “cuidado chicas ni se os ocurra hacer dos horas al día ejercicio, no sea que te quedes así de delgada”, hay que ser cenutrio. Además en la misma portada, la comparan con la actriz Cameron Díaz, una de las chicas duras de Holywood que realmente me consta que entrena duro y con intensidad, con un cuerpo atlético y en forma, sin embargo la ponen como extremo desagradable y nada femenino… Bueno, supongo que las lectoras de este tipo de revistas están a la altura de sus redactoras, personas ignorantes y dispuestas a buscar y poder hacer una critica destructiva de cualquier bien o mal ajeno. Pero así están los medios de comunicación, parece ser que vende mucho más lo sensacionalista, lo rosa y lo amarillo.

Pero también la querida Ana Rosa Quintana nos descubre en su revista AR cómo estar “Guapa y delgada” perdiendo un kilo por semana, y además, no te lo pierdas, asegura que sin dañar tu salud, jejejeeee… vaya deberían darle el jodido Premio Novel. ¿Cómo se pueden decir tantas tonterías? Prefiero ver una película de Sylvester Stallone, al menos sé que es ficción. Lo malo no es que lo cuenten, lo malo es que alguna señora desesperada porque se obre el milagro lo lleve a la práctica, y lo peor que puede pasar es que… ¡¡funcione!!, que lleguen a perder un kilo por semana con una dieta “depurativa” a base de alimentos diuréticos e hipocalóricos. Esto es lo verdaderamente preocupante, que consigan su objetivo, que mujeres pierdan cuatro kilos en un mes, no puede ser saludable lo vean por donde lo vean. Gracias Ana Rosa, estas haciendo un “gran” favor a las mujeres, y gracias porque así tendremos a más personas a las que seguir formando y educando contándoles lo que necesitan y no lo que quieren a cualquier precio. Como siempre he mantenido, antes de entrenar, hay que educar.

La semana pasada presenté mi libro de “Mujer en forma” y envié invitaciones a todas y cada una de las revistas especializadas en mujer, tanto a la dirección, como a las redactoras ¿sabéis cuantas acudieron? ¡¡Ninguna!! Seguro que si hubiera publicado un libro que se llamase “Consigue tu vientre plano en dos semanas” con la famosa estupenda de turno a mi lado, hubieran acudido muchas más, sin duda. Luego se presentan haciendo cola para una presentación a todo lujo y con muestras gratuitas de alguna crema milagrosa que promete quitarte 10 años de encima al módico precio de 500 euros el bote de 50 g. ¿Y estas son las mujeres que escriben para mujeres?…

No entiendo como hay mujeres que se gastan cientos de euros al mes en cremas que todos sabemos que no funcionan, y luego dicen que es caro acudir al gimnasio, no entiendo como pueden hacer el esfuerzo de caminar con taconazos destrozándose los pies y espalda y luego tienen reparos a la hora e hacer sentadillas con peso libre, no entiendo como se ponen en la cara polvos y pinturas, bronceadores agresivos y luego dicen que tomar aminoácidos ramificados es una guarrería, hay tantas cosas que no entiendo… pero sé que la responsabilidad es en gran parte de este tipo de publicaciones que hacen un flaco favor por la mujer. Al igual que sucede en los paquetes de tabaco, deberían tener una etiqueta que advirtiese de que leer el contenido y ponerlo en práctica puede resultar perjudicial para su salud tanto física como psicológica.

Afortunadamente cada vez son las mujeres que contemplan el hacer ejercicio a diario y además con intensidad, que tienen como modelo a Cameron Díaz y no a la flaca-fofa de Kate Moss, cada vez son mas las chicas que prefieren interesarse por comer de forma equilibrada a seguir la dieta milagrosa que te hace perder peso rápidamente, cada vez son más las chicas que prefieren tener un par de botas menos y poder tener un par de buenas zapatillas para correr, cada vez son más las mujeres que cuidan su piel con el ejercicio y no con un bote de crema milagrosa, afortunadamente cada vez son más las chicas de mente abierta y libre de prejuicios que contemplan a su cuerpo como un cuerpo de mujer en forma.

Como mi libro no aparecerá en este tipo de revistas (no es bueno para sus anunciantes… no vayan a descubrir que se puede conseguir mucho más a través del ejercicio que con cremas…) aprovecho para hacerme publicidad. Solo para mujeres de mente abierta que realmente deseen entrenar, comer adecuadamente y estar en forma, para el resto, ya hay muchas revistas que les harán ignorantes y felices.



“Mujer en forma”
352 paginas a color
25 euros
Disponibles en tiendas Decathlon y
www.prowellness.es   (Puedes bajarte 60 páginas del interior)

domingo, 4 de diciembre de 2011

Mascarilla nutritiva para el cabello

Ayer por la tarde me hice una mascarilla nutritiva para el pelo que da unos resultados fantásticos: hidrata y deja el cabello con mucho brillo.

Para hacernos con ella, vamos a necesitar una yema de huevo, aceite de oliva y miel. Algunas puntualizaciones:
  • La yema es la parte más nutritiva del huevo, por lo que es esencial para la mascarilla. La clara es opcional, si os apetece podeis incluirla, y si no, siempre podéis apartarla y reservarla para hacer una tortilla o lo que queráis.
  • Si no tenéis aceite de oliva, puede ser de cualquier otro tipo; eso sí, cuanto más graso, mejor. A mí el aceite de oliva me gusta mucho para hidratar el pelo, se obtienen unos resultados muy buenos. Pero esto ya es un poco a gusto del consumidor. 

Las cantidades variarán dependiendo de la largura y cantidad de cabello. Es conveniente añadir la misma proporción de miel que de aceite, para que no quede excesivamente líquido.











Lo único que tenemos que hacer es mezclarlo todo. A mano puede resultarnos un poco trabajoso lograr que la "masa" (especialmente la pareja miel-aceite) quede homogénea, así que si queremos hacerlo de forma más rápida y cómoda, metemos unos segunditos la batidora y listo.

La textura debe estar a caballo entre la de la miel y la del aceite, de ahí que antes indicara añadir la misma cantidad de cada uno. No debe quedar tan líquido que escurra ni tan "meloso" que sea difícil de aplicar.




El siguiente paso es aplicarlo en el cabello. Si tenéis el pelo graso, aplicadlo sólo en las puntas. Si, en cambio, lo tenéis normal-seco, podéis subir un poco más, pero sin llegar a la raíz.

Lo ideal es esperar a que seque, a que seponga duro (no os preocupéis, con agua templada sale estupendamente).
Si no disponéis de tanto tiempo, podéis aclarar antes, pero yo nunca lo haría antes de 15 minutos para que la mezcla penetre bien.


Los resultados son inmediatos: nada más lavar (y secar) el pelo podréis comprobar que está mucho más hidratado, el efecto es especialmente palpable en las puntas.


En cuanto a la periodicidad, yo creo que la ideal sería entre semanal y mensual, es decir, nunca más de una vez a la semana ni menos de una al mes. Evidentemente, aunque la hidratación que hayáis conseguido ahí queda, se obtienen mejores resultados si se hace de una forma reiterada.
Pero es como todo, dependerá del tiempo y ganas que tengáis, y de los que os pida vuestro cabello.



Finalizo con sus pros y contras:

A favor
  • Nutre.
  • Da brillo.
  • Es natural.
  • Es barata.
  • Es fácil de preparar, además de rápida.
  • Los resultados son inmediatos.

En contra
  • Necesitas disponer de tiempo para su aplicación (bueno, más bien, para que penetre).
  • No es tan cómodo como comprar una ya hecha.
  • Una vez aplicada, tienes la sensación de oler a torrija XD



Mi intención era colgar una foto del resultado en el cabello, pero me fue imposible hacer una ayer. Si saco un huequito, lo fotografío y la subo.




Espero que os haya gustado y que os animéis con ella. Yo os la recomiendo encarecidamente.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Culpables

Hace algunas semanas (no recuerdo la fecha exacta) leí en hoy mujer, suplemento del grupo vocento, una columna que me gustó bastante y con la que estoy completamente de acuerdo.
La columna en cuestión se llama
Entre nosotras y está compartida por cuatro mujeres (cada semana escribe una) bastante conocidas: Edurne Uriarte, Julia Navarro, Cristina Morató y Carme Chaparro.
Esta última es la autora del artículo que os comento, bajo el título de
Mea culpa, relata la facilidad que tenemos las mujeres para sentirnos mal cuando apartamos por un momento nuestras obligaciones para cuidarnos un poco o darnos algún capricho.
Y, como lo bueno si breve dos veces bueno, os lo reproduzco a continuación, esperando que lo disfrutéis tanto como lo hice yo.

 
CULPABLES porque nos damos caprichos gustativos que se acumulan en forma de grasa en nuestras caderas. Culpables porque deseamos unos minutos de paz –¿no pueden los niños dormirse de una vez?– para leer ese libro que nos apetece tanto. Culpables porque nos mira con esa cara de pena cada vez que salimos de casa para ir a trabajar. Culpables porque estamos en la “pelu” haciéndonos las mechas en vez de aprovechar la mañana del sábado en familia. Culpables porque llevamos ya cinco minutos hablando por teléfono con una amiga mientras los niños están enganchados a la tele –¡Dios, es que no deberían ver tanta tele!...–. Culpables por...

 
 CULPABLES POR TODO. Parece como si las mujeres hubiéramos desarrollado una extraña mutación cerebral que nos hace sentir mal por cualquier cosa que implique pensar un poquito en nosotras y no en los demás. Ahora mismo son las cinco de la madrugada y me siento culpable por estar escribiendo este texto y no tener a mi hija en mis brazos dándole cariño, sino aquí a mi lado en su cuna despierta, con los ojos como platos. ¡Pero si está tranquila y feliz!, dice mi parte racional. ¡Sí, pero estaría más feliz entre tus brazos!, me hostiga mi parte culpable.


DEBERÍA SER AL REVÉS, ¿NO? Debería sentirme una heroína por llevar varias semanas sin dormir más de tres horas seguidas y aún así aprovechar este tiempo nocturno entre toma y toma, no para dormir, sino para levantarme y ponerme a trabajar. ¿Por qué no nos sentimos orgullosas de ello en vez de flagelarnos? ¿Por qué no nos sube la moral al comprobar todo lo que somos capaces de hacer, y todas las cargas que nos echamos a la espalda, en vez de sentirnos con un agujero en el estómago?

AYER, VOLVÍA DE BARCELONA con una amiga empresaria. Yo iba con mi hija recién nacida, pero ella había dejado a las suyas en casa con la abuela. De repente se le saltan las lágrimas: al otro lado del teléfono su hija mayor, de apenas tres años, chillaba desconsolada: “Mamá, mamá, ven a casa ya, ven a casa ya”. “No hay nada que justifique ese dolor que tengo. Sólo valen la pena mis hijas”. ¿Se sentiría un hombre igual que ella?

ESO MISMO HA SORPRENDIDO mucho a un grupo de investigadores de la Universidad de Toronto. Digamos que alucinaron al descubrir las diferencias con las que hombres y mujeres responden emocionalmente al sonido “tienes un email” de sus móviles cuando están en casa. Resulta que, ¡oh, sorpresa!, a igualdad de cargo en una empresa (se entrevistó a 1.042 personas con ingresos superiores a los 60.000 dólares al año), las mujeres nos sentimos el doble de culpables que ellos cuando recibimos un correo laboral mientras estamos en casa. La teoría de estos sociólogos es que soportamos igual el estrés en la oficina, pero cuando estamos con la familia, “de manera subconsciente sentimos que nuestra prioridad son los hijos y el hogar”, y que, por lo tanto, las llamadas y mensajes de la oficina no nos dejan dedicar a la familia el 100% de nuestros recursos.

P. D.: Da igual que seamos independientes. Inteligentes. Luchadoras. O que tengamos claro que somos un ser humano que no solo se define por su pareja e hijos. La responsabilidad siempre estará escondida, aprovechando como el herpes el momento propicio para sacarnos un doloroso sarpullido de culpa.